lunes, 26 de mayo de 2014

DESCUBRIENDO AL ESPÍRITU SANTO

Hace unos años escuché el anuncio de “algo nuevo está naciendo, ¿no lo notáis?” y tuve la seguridad de que venía del Espíritu Santo.  Ante esta certeza mi actitud fue de apertura ante ese acontecimiento que sin duda se acercaba.
Alguien me preguntó cómo sabía que no era una simple ocurrencia ante esas palabras dichas en un contexto concreto y en unas circunstancias muy determinadas. En ese momento no le supe responder más que con un “Él mismo nos lo indicará, aunque no sepamos cómo”, pero si experimenté algunas evidencias que se han ido repitiendo en estos últimos años.
Justo en estos momentos en que creo que vivimos en una explícita acción clarificadora del Espíritu Santo encontré una serie de pistas en las palabras luminosas de la homilía del pasado domingo. 

Hay varias formas (dijo el sacerdote celebrante) para saber si tus pensamientos, sensaciones,... son fruto de la acción del Espíritu Santo: 


1-      Si sabes que Jesucristo camino junto a ti, si haces oración, si le presentas tus  inquietudes, si te pones a su disposición sin ideas ni planes preconcebidos. Si aceptas con entusiasmo lo que “Él te diga”.

2-      Si te inunda un gran deseo de perdonar, de acoger, de amar con Su mismo amor. Si por encima de todo está el “hacer el bien” que sólo es posible si “Cristo viven en ti” y te utiliza como instrumento de su amor.

3-      Si experimentas un gran abrazo del Señor, aunque las circunstancias no sean buenas o agradables, aunque las expectativas no sean claras ni positivas.

4-      Si te invita a una tarea concreta (la Suya, no la tuya) y sabes que “el que te encomienda la tarea te dará las fuerzas para realizarla”.

De esta manera, independientemente del momento que estés viviendo,  ya sea de  incertidumbre o de claridad; tendrás una gran alegría que llevarás a los demás y que sólo puede ser fruto de esa acción del Espíritu Santo en tu vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario