HIMNO
VEN ESPÍRITU DE DIOS, SOBRE MI,
ME ABRO A TU PRESENCIA,
CAMBIARÁS MI CORAZÓN.(Bis)
Toca mi debilidad, toma todo lo que soy.
Ponto mi vida en tus manos y mi fe.
Poco a poco llegará a inundarme con tu luz.
VEN ESPÍRITU DE DIOS, SOBRE MI,
ME ABRO A TU PRESENCIA,
CAMBIARÁS MI CORAZÓN.(Bis)
Quiero ser sigo de Ti.
Quiero compartir mi ser.
Yo necesito la fuerza, tu valor,
quiero proclamarte a Ti.
Ser testigo de tu amor.
Entra y transforma mi vida. ¡Ven
a mi!
VEN ESPÍRITU DE DIOS, SOBRE MI,
ME ABRO A TU PRESENCIA,
CAMBIARÁS MI CORAZÓN.(Bis)
1. El
MFC es un movimiento apostólico de la Iglesia Católica, de carácter seglar y
eminentemente familiar . Está formado por los miembros de la familia y por
todas aquellas personas que quieren vivir su vocación humana y cristiana, ser
testigos de la fe cristiana y de los valores básicos de la institución familiar
y actuar como conciencia crítica de toda la realidad social desde la
perspectiva de la familia (Ideario número 1).
Evangelio del domingo 22 de junio de
2014
Lectura del santo
evangelio según san Juan (6,51-58):
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»
Palabra del Señor
Camino del Corpus Christi: Un solo pan,
un solo cuerpo
(+Rafael
Zornoza, Obispo de Cádiz y Ceuta)
La
primera clave para entender el misterio eucarístico es la invocación del
Espíritu Santo – epíclesis – Es la plegaria que hacemos en la
Misa cuando el sacerdote con las manos extendidas pide a Dios que baje su
Espíritu sobre lo que el pueblo ha ofrecido.Y así lo mismo que el Espíritu Santo, con las palabras del
sacerdote y obedeciendo el mandato de Jesús, convierte el pan y el vino en
Cuerpo y Sangre así también el Espíritu Santo hace de los comulgantes un solo
cuerpo y un solo espíritu en Cristo.
Los
cristianos, al celebrar la Eucaristía, dejamos que el Espíritu Santo nos haga
un solo corazón y una sola alma. Un
cuerpo. Una comunidad: la Iglesia. Nos unimos desde todos los lugares y
dispersiones. Nos convertimos en hermanos. La amistad con Dios y entre los
pueblos nos fue devuelta en la Cruz. Cuando comulgamos decimos sí a Jesús
y los hermanos y a nosotros mismos, porque somos el Cuerpo de
Cristo.
La
Iglesia se hace incesantemente Cuerpo de Cristo al participar en la Eucaristía. Benedicto XVI escribió en la Carta Encíclica Deus Cáritas Est,
14, además que la Eucaristía nos adentra en el acto oblativo de Jesús, que ésta
tiene “un carácter social, porque en la comunión sacramental yo quedo unido al
Señor como todos los demás que comulgan: el pan es uno, y así nosotros
aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo
pan”.
La
Eucaristía es presencia real del Señor que adoramos y acogemos en la
hospitalidad de la fe y el amor.
Participar plenamente en la Eucaristía recibiendo el Cuerpo real de Cristo
presente supone un grado determinado de unidad de los comulgantes con el Señor
y con la Iglesia, y al mismo tiempo estimula el amor al revivir la entrega de
Jesús por nosotros, reclamando una fraternidad cada vez más honda.
La
Eucaristía es fermento de solidaridad en el mundo, debe curar las heridas diarias infligidas a la fraternidad
cordial y efectiva. Nos hace sentirnos unos parte de otros y que por lo tanto
si crece el otro crezco yo, es decir crecemos, progresamos juntos, sólo juntos.
ORACIÓN
Señor, Padre Santo, Dios fiel, que enviaste el Espíritu Santo
prometido, para que congregara a los hombres que el pecado había disgregado,
ayúdanos a ser, en medio del mundo, fermento de unidad y de paz. Por Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
SALVE REGINA
Salve, Regina, Mater misericordiae,
vita dulcedo, et spes nostra, salve.
Ad te clamamus, exsules filii Hevae,
ad te suspiramus, gementes et flentes,
in hac lacrimarum valle.
Eia, ergo, advocata nostra,
illos tuos misericordes oculos ad nos converte;
et Iesum, benedictum fructum
ventris tui,
nobis post hoc exilium ostende.
O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria.
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