ARREGLANDO NUESTROS CAMINOS (Mc 1,1-8)
En este segundo domingo de adviento, el comienzo del Evangelio de Marcos nos trae un eco de aquello que decía Isaías. Juan el Bautista es el continuador de esa serie de imperativos que escucharemos en la 1ª lectura de la Misa: “Consolad a mi pueblo…, gritadle que se ha cumplido su servicio…, preparadle un camino al Señor, allanad la estepa, alzad los valles, abajad las colinas, enderezad lo torcido, igualad lo escabroso…” (Is 40,1-5). El Bautista, mucho más escueto, dirá simplemente: “preparadle el camino al Señor, allanad sus senderos” (Mc 1,3). Ambos profetas, inciden en lo mismo: que el Señor va a llegar y que su llegada no se puede improvisar.
Algunos Santos Padres, como S.Bernardo, hablaban de los tres Advientos, las tres llegadas del Señor: la que aconteció hace dos mil años cuando vino en la humildad de nuestra carne; la que acontecerá al final de los tiempos, cuando Él vuelva en su gloria; y la que deseablemente acontece en la vida del creyente que acoge al Señor. Por eso, la actitud justa de un cristiano no es la nostalgia por aquella primera llegada de Jesucristo en Belén, ni tampoco el temor por la última venida, al final de los tiempos. La actitud de un cristiano que quiere celebrar en serio la venida cotidiana de Dios, es precisamente prepararse en el sentido que indican Isaías y Juan Bautista.
Cuáles son las altiveces que hay que allanar, cuáles los entuertos que hay que enderezar, cuáles los extravíos que hay que devolver a la verdad… es algo que cada uno debe ir viéndolo personalmente. Un creyente que se propone celebrar la Navidad-cristiana, sabe que el mensaje de Isaías y del Bautista no es la consabida cantinela que corresponde a este tiempo, sino que, efectivamente, hay que ir preparando ya nuestros caminos para vivir en cristiano este tiempo que en parte ha sido secuestrado paganamente. Mirando a Dios, mirando a nuestro derredor –ese entorno más próximo como también el más lejano–, y mirando a nuestra propia conciencia personal, sin lugar a dudas que hallaremos en nuestra vida pensamientos-palabras-acciones-omisiones… que están pidiendo una revisión para que el Señor pueda transitar nuestros caminos y nosotros recorrer sus senderos. Tiempo de Adviento, tiempo de cambio, de reconciliación, de conversión.
+ Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
07 diciembre 2014
Domingo 2º de Adviento
Lectio divina
Domingo II Adviento. Ciclo B
Mc. 1.1-87 Diciembre 2014
ORACIÓN
INICIAL
Señor, quiero ser como Juan
y que te sirvas de mí, para anunciar tu llegada, y colaborar
contigo.
Señor, quiero ser como Juan
Señor, quiero ser como Juan
y que venga tu Palabra sobre mí y me empujes a proclamarla
y anunciar y denunciar lo que falta en el mundo.
y anunciar y denunciar lo que falta en el mundo.
Señor, quiero ser como Juan
y vivir este Adviento, como momento de gracia,
como llamada a darme a los
demás.
Y vivir mi existencia, como un pregón de tu esperanza.
Y vivir mi existencia, como un pregón de tu esperanza.
TEXTO BÍBLICO Mc. 1,1-8
Presentación y ministerio de Juan el
Bautista
Comienza el Evangelio de Jesucristo,
Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías:
Yo envío mi mensajero delante de ti
para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: "Preparad el
camino del Señor, allanad sus senderos." Juan bautizaba en el desierto;
predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los
pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y é1
los bautizaba en el Jordan.
Juan iba vestido de piel de camello,
con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel
silvestre. Y proclamaba: "Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo
no merezco agacharme para desatarle las sandalias.
Yo os he bautizado con agua, pero é1
os bautizará con Espíritu Santo."
LECTURA
El adviento es un tiempo de
expectativa, de preparación, de disposición, de esperanza, de búsqueda, porque
está marcado por la espera del Señor. Es disponer nuestro corazón para que el
Señor pueda nacer en cada uno de nosotros, para que Él tenga un lugar en
nuestras vidas.
Todas las exhortaciones que los
textos nos hacen tiene una única finalidad: experimentar la presencia viva y
transformadora del Señor en nuestra vida. El sentido y el espíritu de este
tiempo es que encontremos el sentido de nuestra vida en el Señor, vivir de
acuerdo a su voluntad, realizar en nosotros su proyecto de amor, dar testimonio
de lo que creemos, anunciando con nuestra vida el amor total e incondicional
del Señor hacia nosotros.
En este tiempo la Iglesia nos invita
a buscar aquello que es esencial y vital: el encuentro vivo con el Señor. Dar a
Dios el lugar que le corresponde viviendo nosotros como hijos en el HIJO. Las
exhortaciones de Juan el Bautista son elocuentes y significativas, porque nos
coloca en la perspectiva de la búsqueda del Señor y de la disposición que
debemos tener ante Aquel, que nos bautizará en el Espíritu Santo...
En las palabras del profeta Isaías
que nos cita Marcos, encontramos la actitud y la disposición que debemos tener
en estos días de preparación hacia la Navidad: “…Preparad el camino del Señor, allanad sus
senderos”. Es una invitación que nos hace hoy a
nosotros que reconocemos a Jesús como el Señor, como Aquel que nos da la vida y
la salvación y que nació de María Virgen.
Pero ante el bullicio de éstos días
previos a la Navidad: de anuncios, de músicas… y ante el cuestionamiento de
Juan el Bautista, surge la pregunta: …prepararse…,¿para qué?…,
¿cómo?…, ¿en qué?… El Adviento no es un tiempo automático, el encuentro con el
Señor no viene de manera espontánea, sino que nos tenemos que preparar, es
decir: PARAR para encontrarnos a nosotros mismos, darnos cuenta de nuestra situación
personal, repensar nuestras actitudes, para que sea el Señor el que ocupe el centro
de nuestras vidas y nazca en nosotros
cuando celebremos su Navidad.
Por eso, la Navidad, es tiempo de
ENCUENTRO CON UNO MISMO y de ese encuentro con uno mismo viene la disposición
para que el Señor pueda hacer su obra en nosotros como lo hizo con su Madre.
Que en este tiempo de gracia que es
el Adviento, el Señor nos ayude a superar nuestras debilidades y limitaciones y
que su amor y misericordia nos transforme, "Preparad el
camino del Señor, allanad sus senderos." llenándonos de alegría, gozo y paz.
MEDITACIÓN
·
¿Esperas
de verdad, confías totalmente que Jesús te trae la verdadera salvación y
liberación del pecado, de la injusticia, del miedo…? ¿Crees de verdad en Él?
·
Mira tu
vida y observa tu manera de ser y de actuar, ¿qué deberías trabajar de manera
especial en este tiempo de Adviento? ¿Qué es eso que te falta y deberías
profundizar en tu relación con el Señor y con los demás?
·
Ante la
exhortación del Juan el Bautista,…"Preparad el camino del Señor…" ¿No sería conveniente acercarte más al Señor por medio
de la oración, de la confesión o de la comunión más frecuente?
·
San
Juan Bautista nos dice “…allanad sus senderos…" ¿Te afecta en algo?
¿Hay algo que debas solucionar antes de celebrar la Navidad? ¿Qué puedes hacer
por las personas necesitadas de comprensión, cercanía, ayuda… para que tu
actuar sea como el Señor quiere y espera de ti?
ORACIÓN
·
Ora con las estrofas del Salmo 84, buscando que
sentido pueden tener hoy para ti y como pueden ayudarte a prepararte al
Nacimiento de Jesús.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
"Dios anuncia la paz a su pueblo y a
sus amigos."
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra.
La misericordia y la fidelidad se
encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo.
El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante é1,
la salvación seguirá sus pasos.
CONTEMPLACIÓN
·
Contempla a Jesús que te dice: “Yo envío a
mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino” ¿Reconoces la
presencia de Dios que libera y transforma actuando en lo cotidiano de tu vida?
¿Cómo puedes vivir esto personalmente, en tu familia, tu comunidad, tus
amigos…?
·
“Prepara
tu camino” “Preparando el camino al Señor”. Son dos caminos que se han de
transitar juntos; cuando el tuyo esté preparado, allanado sin baches ni
altibajos, entonces el Señor podrá transitar, pasar hacia los que le buscan,
hacia todos por medio de ti.
·
La Buena noticia también nos llega a través de
las personas y los acontecimientos concretos que nos indican el camino que
lleva a Jesús. Interioriza el texto de Marcos y pregúntate: A lo largo de mi
vida, ¿quién me ha indicado el camino hacia Jesús? ¿he ayudado a alguna persona
a descubrir la Buena Noticia de Dios en su vida? ¿he sido precursor para
alguien?
·
El Bautista ve en Jesús a Aquel que realizará la
esperanza del pueblo… ¿qué ámbitos de esperanza, por pequeños que sean, puedes tu ofrecer con tu vida, tus acciones,
tu testimonio…?
ACCIÓN
·
Proponte ser mensajero de la esperanza de la
Buena Nueva y ayudar a alguna persona a que se encuentre con Jesús.
·
La existencia está llena de dificultades, pero
el Señor viene a nosotros: escucha su palabra, ábrele tu puerta, allana las
dificultades, déjate conducir…
·
Este pensamiento de Santa Teresa puede ayudarte
en esta etapa del Adviento “Tiene en
tanto este Señor nuestro que le queramos y procuremos su compañía que una vez u
otra no nos deja de llamar para que nos acerquemos a Él”.
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